La mayoría de los artículos sobre las primeras impresiones empiezan con un dato pseudocientífico sobre por qué los primeros siete segundos de cualquier encuentro humano marcan lo que viene después. No soy científico ni psicólogo, pero he entrevistado a MUCHOS candidatos y puedo confirmar que, según mi experiencia, los candidatos que dan una primera impresión increíble suelen ser los elegidos para el puesto. ¿Por qué? Porque si no es una buena primera impresión, entonces es una primera impresión poco impresionante. Permíteme compartir algunos ejemplos de mi experiencia personal de comportamiento, digamos, “poco convencional” cuando me encuentro con el entrevistador (¡yo!) por primera vez.
Esto es un lugar de trabajo. No tu salón
Todos conocemos la expresión mí casa es tu casa, ¿verdad? Pues bien, descártala inmediatamente para cualquier cosa relacionada con una entrevista de trabajo. Ya sea de pie en la recepción o sentado en el vestíbulo de la oficina, estás en un entorno de trabajo. Eso significa estrictamente: nada de comer, nada de reclinarse en los muebles, nada de charlar por teléfono, nada de robar el mando a distancia del televisor de recepción, y absolutamente nada de llevar a tu novio a la entrevista de trabajo.
Puede que suene duro, pero son hechos de la vida real que me encontré mientras recogía a varios candidatos en la zona de recepción. ¿El resultado? Sentí que estos candidatos no se tomaban en serio la entrevista, aunque no fuera el caso. Como mínimo, me dio la impresión de que no tenían los modales profesionales básicos.

Llega con estilo
Según mi experiencia, todavía hay muchos candidatos que llegan tarde, o confunden los horarios, o incluso se presentan en la oficina equivocada. El estrés, el sudor y la incapacidad para respirar resultantes mientras el candidato llega tarde a la entrevista no parecen divertidos. Y tampoco es precisamente un buen indicador de una capacidad de organización excepcional. Sin embargo, hay una forma fácil de evitar que esto ocurra en primer lugar. Comprueba dos veces la hora y la dirección de la entrevista, planifica tu ruta con antelación y deja tiempo suficiente para llegar allí. Créeme, no te arrepentirás.
Charlas triviales. Sí, es trivial, y sí, es importante.
Normalmente, las entrevistas empiezan con una pequeña charla (y si tu entrevistador es británico, espera que te dé un informe completo del tiempo aquí). Por “injusto” que parezca, es una oportunidad para conectar con el entrevistador y, en consecuencia -lo has adivinado-, causar una buena primera impresión. Por desgracia, algunos tienen dificultades en esta fase. Recuerdo a un candidato que sólo me dio respuestas de una palabra a mis preguntas habituales (¿cómo estás hoy? – bien; ¿quieres agua? – vale). Eso dificultó romper el hielo y marcó el tono de una entrevista incómoda. En cambio, los candidatos con grandes sonrisas, conversación fácil y actitud positiva eran los que instintivamente me apetecía entrevistar.
